Paolo Sosa Villagarcia
Publicado en Noticias SER el 13/04/2016
Los resultados preliminares de la primera vuelta arrojan un ligero incremento en la elección de congresistas mujeres. Magro “avance” si nos percatamos que la representación femenina aún se mantiene por debajo del 30% del total de miembros del parlamento. Esto no debería sorprendernos si tomamos en cuenta que el JNE advirtió en su momento que las candidatas mujeres representaban menos del 40% de las listas parlamentarias. Durante cinco años tendremos, nuevamente, un Congreso mayoritariamente masculino, un Club de Tobi que probablemente tenga que debatir leyes que afectan directamente los derechos de las mujeres peruanas.
Los avances institucionales para promover la participación de las mujeres en los cargos de elección popular son importantes ya que se han establecido mecanismos de discriminación positiva para favorecer su participación a través de cuotas obligatorias. Estos esfuerzos han conseguido incrementar notablemente el número de candidatas y han funcionado muy bien si se los compara con en otros países de la región, como concluyen Paula Muñoz y Yamilé Guibert de la Universidad del Pacífico.
Sin embargo, como señalan las autoras, es claro que aún subsiste una considerable brecha de género en la participación política a pesar de la aplicación de las cuotas. Más allá de las reglas electorales, el problema está en manos de las organizaciones políticas que, a la fecha, solo se han limitado a cumplir las cuotas para no ser sancionados. Del mismo modo, la responsabilidad también está en la “demanda” de los electores, quienes finalmente deben elegir a candidatas mujeres, especialmente en elecciones congresales donde existe una votación “preferencial” y no listas cerradas. Por ahora los avances, repito, son mínimos.
Por si fuera poco, las dificultades para la participación política de la mujer no acaban ahí: existe un problema muy serio para las candidatas mujeres puesto que pueden sufrir agresiones y acoso político por parte de sus pares. Según datos del Jurado Nacional de Elecciones, 4 de cada 10 mujeres candidatas son víctimas de acoso político por parte de sus adversarios, militantes de otros partidos o por periodistas. Por este motivo existe un Proyecto de Ley 1903-2012-CR contra el Acoso Político hacia las Mujeres. Lamentablemente, este proyecto aún no ha sido debatido en el Congreso ni hay voluntad política por parte del presidente o los principales líderes de los grupos políticos para su aprobación.
Es necesaria una agenda política que recoja esta problemática. Más allá de las iniciativas de los organismos electorales y las ONG involucradas en estos temas, es fundamental un compromiso que nazca de las organizaciones políticas. Es importante reconocer, por ejemplo, que la izquierda ha corregido la postergación de estos temas en su agenda, puesto que en décadas pasadas no solo no era su prioridad sino que en algunos espacios se menospreciaba la demanda legítima de las mujeres por mayor participación y representación de sus intereses. Hoy en día, el Frente Amplio tiene propuestas muy claras y ambiciosas, por lo que su papel en el Congreso tiene que ser fundamental para avanzar en esta línea.