Paolo Sosa Villagarcia
Publicado en Noticias SER el 31/03/2016
¿Cómo queda el escenario electoral luego de las decisiones del JNE?
El debate programático ha tomado “por sorpresa” la discusión electoral. Cuando parecía que esta elección se encuadraría en propuestas menores y sin cuestionar profundamente el status quo, han emergido dos candidatos que, desde la izquierda y la centro-izquierda, representan una crítica al modelo económico. Esto no es un fenómeno “natural”, como ensayan algunas explicaciones, sino un producto del cambalache originado por las pésimas decisiones del Jurado Nacional de Elecciones.
Es cierto que existen las bases del descontento con el modelo, incluyendo en aquello que respecta a la representación democrática, sin embargo la politización de estos temas está muy relacionada a la presencia de estos dos candidatos, especialmente desde el llamado a la “renegociación” de los contratos de gas. El electorado aparece más bien inclinado a apoyar con su voto a quien represente la novedad dentro de la contienda. Lo fueron Acuña y Guzmán en determinado momento, hoy son Barnechea y Mendoza quienes han ganado ese espacio.
Sea como fuere, enfrentarnos a la “sirena varada” nos ha devuelto a la realidad, por decirlo de algún modo. Luego de varias semanas de poca claridad programática e incertidumbre frente al proceso, la dinámica electoral peruana ha vuelto a coincidir con las preocupaciones que han ordenado las elecciones en la última década. Por un lado, la discusión entre la profundización del modelo económico centrado en el crecimiento económico y la introducción de cambios que permitan pensar el modelo desarrollo desde una perspectiva más social. Por otro lado, la reactivación de la división política entre el fujimorismo y el anti-fujimorismo, situación que llevó, en última instancia, a la victoria de Ollanta Humala en las elecciones pasadas.
La última encuesta de Ipsos-Perú sostiene una tendencia luego de la salida de los candidatos Acuña y Guzmán. Keiko Fujimori se mantiene inmutable. A primera vista no ha perdido ni ganado votos con estas salidas, más bien se enfrenta hoy a una encolerizada oposición que la responsabiliza, junto al aprismo, de la exclusión de candidatos. Del mismo modo, Pedro Pablo Kuczynski ha recuperado el voto que le había arrebatado el crecimiento de Guzmán, y se coloca por el momento como la opción más segura para pasar a la segunda vuelta. Pero a diez días de las elecciones nada está escrito en piedra, por ello es importante que Verónika Mendoza y Alfredo Barnechea, técnicamente empatados, se hayan catapultado a la disputa por el segundo lugar.
El voto limeño se distribuye fundamentalmente entre Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski, quienes, junto con Verónika Mendoza, se disputan también el voto del resto del país. En ese sentido, la votación de Keiko aparece constante en tanto en los sectores urbano y rural, mientras que Kuczynski y Barnechea tienen un electorado ligeramente más urbano y Verónika Mendoza tiene una intención de voto muy similar en ambos sectores. Territorialmente, Keiko Fujimori es más fuerte en el norte y en oriente, mientras que la candidata del Frente Amplio ha logrado convertirse en la segunda fuerza más importante del sur del país y ha crecido de forma importante en el centro. PPK y Barnechea, por su lado, tienen una intención de voto más homogénea aunque en el sur el primero es débil y el segundo tiene un bastión importante.
El voto en el nivel socioeconómico más alto está claramente decidido a favor de PPK y, en menor medida, de Barnechea y Keiko Fujimori, mientras que el NSE B es mucho más disperso en su apoyo. En los NSE más bajos (C, D y E), Keiko Fujimori continua siendo la opción más importante, mientras que Mendoza y PPK aparecen constantemente peleando el segundo lugar. Finalmente, la distribución etaria del voto es muy importante puesto que cuestiona varios sentidos comunes de la campaña, especialmente aquellos que proponen que son los “jóvenes desmemoriados” quienes votan por el fujimorismo. En primer lugar, es importante resaltar que el voto de Keiko se reparte de forma homogénea de acuerdo a la edad, con un ligero crecimiento en el sector que tiene entre 25 a 39 años. Por el momento, Verónika Mendoza y PPK son los candidatos que tienen un votante ligeramente más joven, mientras que en el caso de Barnechea tenemos una distribución mucho más pareja.
Unas palabras finales sobre la candidatura de Alan García son necesarias. No solo parece no tener mucho éxito en su tercer intento de convertirse en presidente de la República, sino que los números nos hablan de sus limitaciones para enganchar con un electorado aún cuando las circunstancias cambian radicalmente. Quienes sostienen el voto de García tienen un perfil que es muy elocuente de este fenómeno puesto que está mayoritariamente concentrado en zonas urbanas, con un rango de edad claramente más alto y fundamentalmente ubicado en el norte del país. A pesar de esto, parece que el Partido Aprista y el PPC van a lograr pasar la valla electoral y esto es, en estas condiciones, realmente una hazaña.